DOMINGO DE CH’AQUI
MI EDAD
Por: El Papirri
Dice el galeno con su cara de trasero que mi colon tiene la edad de mi abuelo, 70 años dice tiene, es que amasó sus cañerías por tanta vida apremiada y le salieron cututus como de llanta veterana / cañería vencida parece dice, pista con erosiones, cuando pasa el bolo va brincando hasta caer en el abismo de una bolsa imbecil llamada nada menos que divertículo. El diagnostico es serio, dice riendo. La verdad, me divertí mucho gestando divertículos, ahora ellos se divierten conmigo.
Mi ojo derecho tiene mi edad/ media década de mayos bien servidos, gran punto luminoso verduzco que arrebató señoritas indebidas con su guiño/ chanchullero veloz, faro de bosques, mundo en cristales, lindo apuntabas los chutis al sol.
Mi ojo izquierdo tiene 67 años/ esta rodeado de lagunas de sangre, de mapas vampirescos, residuos de noches inmemoriales, de días vueltos noches, se hincha y desincha en una tarde/ molesta, roncea/ que pasará con su esferita risueña y su paraje lujurioso? Coágulos que fluyen le hacen emboscada, está agotado, pero debe seguir escribiendo cartas cojudas y releyendo el mismo libro. Este es el que recibió algún chopazo de enemigo, este es el aguerrido, el que salía al frente, el de los gases de los milicos, este es el que se esforzaba por desvestir a las niñas sin que se den cuenta: ex combatiente querido, se que estarás conmigo hasta la muerte.
El tobillo derecho cumplió 64 años, tiene unos tendones como liga percudida que me provocan torceduras súbitas, malhumoradas. Se parece al calzón de la Gueli. Apenas circula hoy aquella derecha que metió goles increíbles en ángulos diminutos desde distancias virtuosas en aquellas canchas polvorientas paceñas. Mi tobillo izquierdo tiene 40, quiere correr y se tranca por su mellizo herido, fue más cauto, solo chanfles y alguna bolea.
Mi dentadura cumplió 120 años, grave está/ aquellas columnas áureas han sido bombardeadas por el tiempo/ tambalea en sus volcanes tullidos/ en los noviembres parece que seré una ñatita k’asa ventana.
Mi pene 28 años tiene, en los momentos menos esperados despierta y yergue su vitalidad inmune, brota derrotando elásticos/ sigue siendo el cañoncito venerado por virlochas y señoritas bien/ levanta su cabeza vibrante en poliglobulia sonora con su boquita de pescado sediento. Le debo una oda.
Mis manos tienen la edad de la música, la izquierda todavía puntea, hace acordes insólitos, escribe solita en el teclado, esta mano mía levantadora de faldas. En cuanto a la derecha tiene lunares que generan carreteras venosas, rápida en los arpegios, severa en los ritmos, siempre creativa se bambolea como foca en llaga y excita a las gringas con sus flamenqueadas.
Tengo dos hígados, uno en su lugar y otro cerca del testículo izquierdo, el primero pasó los 40, el segundo tiene la edad de la tristeza. Y hablando del tema, los dos parecidos siguen sexis colgando en sus morrales artesanales, cumplen sus sendas regadas, uno tiene 35 años, el otro reposa atemporal y enrollado en su cosmos de venas.
De mi corazón debo decir que tiene nomás mi edad, es un blader enorme con su batutua bendita, se irrita, tartamudea, tiene 25 septiembres cuando te ve llegar en las tardes / pasa el siglo cuando siente la injusticia y la mentira. Niño feliz sufre de viejo, tiene varias edades en un día, lo protege una corteza violeta de bondad.
En total tengo 456 años y eso que no cuento la edad de mis cabellos que pasaron fríos perennes, calores amazónicos y se restregaron chapis por el dulce de tus manos. Que cuantos años cumple mi alma? Depende del día… Que cuando dejare de ser? Ya no me acuerdo, cumplí los años que quise, puedo ser partícula.
Me voy acercando pasito a paso al agua infinita, espero hacerlo con un buen malambo. Confieso que he bebido, confieso que he sufrido, confieso que he reído, confieso que en los atardeceres me siento desolado en esta ciudad de autos, asperezas y rateros. El carnet dice que hoy, 18 de septiembre, cumplo 51 años.
51 aaaaños, yaaaaaa…